Las ardillas rojas solían prosperar en las Islas Británicas, pero ahora solo sobreviven pequeñas poblaciones en áreas remotas. Las ardillas grises, importadas de América del Norte en el siglo XIX, superan a las rojas; también portan la viruela de las ardillas, que no les hace daño pero es mortal para las ardillas rojas.
La isla de Anglesey fue declarada libre de ardillas grises en 2013 después de una masacre, y la población de ardillas rojas se recuperó. Ahora, pequeñas poblaciones de ardillas grises han comenzado a reaparecer.
Aquellos que apoyan las masacres argumentan que son necesarias para proteger a uno de los animales endémicos favoritos de Gran Bretaña de una especie invasora que amenaza su extinción. Aquellos que se oponen dicen que tales intervenciones son crueles, costosas e ineficaces, y argumentan que las ardillas grises inteligentes y adorables se han ganado su lugar entre la fauna de Gran Bretaña.
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